
Introito
El tema de la mujer en el tango tiene muchas piedras en sus cimientos: el machismo en la cultura occidental, los prejuicios, valores e ideologías imperantes, y finalmente –pero no menos importante- el lugar que fue ocupando la mujer en cada época. Diremos a los fines de nuestro análisis que la mujer, como el hombre, puede asumir dos posiciones: activa y pasiva. En posición pasiva será sujeto oyente o destinatario de las canciones, y objeto de la lírica tanguera, es decir personaje en las letras.[1] Por otra parte en posición activa puede ser creadora, cantante, instrumentista, autora y/o compositora.
La mujer en posición pasiva
Parece que hay una cierta tendencia en las letras de tango –sobre todo las de alrededor de los años 20- a retratar los conflictos sentimentales desde la perspectiva de los hombres: el abandono, los celos, el engaño. Digamos lo que se ya sabe: en muchos sentidos el tango es machista. Así vemos al porteñito que desprecia a la mujer (total hay muchas), la usa para satisfacer sus necesidades, luego busca otra, y ¡chau!. No todos los tangos son así (ni los porteños por supuesto), pero hay una tónica en ellos que sí lo es. No olvidemos que el arrabal era así de crudo, incluso podríamos decir que es así. Pero lo llamativo es que esas letras se limitan a retratar la situación, reproduciendo el esquema en lugar de revisarlo.
Y una noche hecha de luna se entristeció el arrabal...
sintética noche triste de crónica policial.
Porque la horrible amenaza se cumplió cobarde y cruel:
la moza lleva una marca por seguidora y por fiel.
Por seguidora y por fiel (Tango, 1930)
Música: Ricardo Luis Brignolo
Letra: Celedonio Flores
Claro que hay otros tangos que están dirigidos a las mujeres: en dichas letras las alaban, las cuidan, las miman... Pero attenti: siempre ubicándolas en los lugares que les “están reservados”: mujer amante, madre, ama de casa, prostituta, milonguita. En no pocas letras el ideal de ascenso social de la mujer se resume en conseguir un marido con vento.
Ahora vas con los otarios a pasarla de bacana
a un lujoso reservado del Petit o del Julien,
y tu vieja, ¡pobre vieja! lava toda la semana
pa' poder parar la olla, con pobreza franciscana,
en el triste conventillo alumbrado a kerosén.
Margot (Tango, 1921)
Música: José Ricardo / Carlos Gardel
Letra: Celedonio Flores
Después de Anibal Troilo, comienza el auge del tango – bolero romántico, destinado a las mujeres. ¿Y cual es el espíritu del bolero?: la seducción. Por eso los tangos empiezan a dorarle la píldora a la mina desde afuera.
¿Qué tendrás en tu mirar
que cuando a mí tus ojos levantás
siento arder en mi interior
una voraz llama de amor?
Tus manos desatan... caricias que me atan
a tus encantos de mujer.
Sé que nunca más
podré arrancar del pecho este querer.
Pasional (Tango, 1951)
Música: Jorge Caldara
Letra: Mario Soto
La mujer en posición activa
Hubo intérpretes mujeres, claro que las hubo. Cito algunas según mi memoria me lo permite: Rosita Quiroga, Azucena Maizani, Sofía Bozán, Tania, Ada Falcón, Libertad Lamarque y Nelly Omar. Estas cancionistas poseían diferentes registros vocales, voces graves o agudas, y surgieron de diversos orígenes: del teatral, del mundo folclórico, o del canto coral. Muchas de ellas fueron cantantes de segunda línea, no tanto por su calidad artística como por cuestiones de género que frenaron su impulso e inserción en la escucha de la gente. Mercedes Simone [2] constituye una excepción: toma elementos del tango sin imitar a los vocalistas masculinos, con un estilo propio que siempre está en la piel del personaje que canta. Actualmente las intérpretes más reconocidas del tango son mujeres, como Adriana Varela o Susana Rinaldi.
La historia muestra que los hombres pudieron aceptar que una mujer cantara tangos, pero ¿aceptarían que los componga o que los ejecute? Hubo varias orquestas de señoritas, aunque la historia parece haberles dado la espalda. Rescato a Paquita Bernardo, brava bandoneonista de cuando el tango era reo aún, que tocó hasta su prematura desaparición a los 25 años. En cuanto a las letristas fueron la excepción las que trascendieron y eso no fue sino tardíamente: Eladia Blázquez, María Elena Walsh después de los años 60.
Mi barrio fue una planta de jazmín,
la sombra de mi vieja en el jardín,
la dulce fiesta de las cosas más sencillas
y la paz en la gramilla de cara al sol.
Mi barrio fue mi gente que no está,
las cosas que ya nunca volverán,
si desde el día en que me fui
con la emoción y con la cruz,
¡yo sé que tengo el corazón mirando al sur!
El corazón al sur (Tango, 1975)
Música y Letra: Eladia Blázquez
Otras tantas en el siglo firmaron con nombres masculinos para “trampear” a la sociedad que las llevaba a esconderse de su vocación, como Maria Luisa Carnelli que firmaba como Luis Mario o Mario Castro. Por último mentaré nuevamente a Mercedes Simone quien fue la autora de “Cantando”, “Gracias a Dios”, “Oiga, agente”, “Inocencia”, “Incertidumbre” y “Tu llegada”.
Pero la cuestión acerca de “Las mujeres y el tango” recién comienza. Para ampliar el tema les recomiendo unos vínculos que mi nieto logró “pescar” en esa red que es Internet y que aún hoy me asusta un poco porque parece no tener límites para el saber.
Para ampliar en el tema:
v “EL LUGAR DE
v “LAS MUJERES EN EL TANGO” por Mirta Vázquez. Artículo publicado originalmente en la revista Club de Tango, Nº 37, Buenos Aires, Julio-Agosto de 1999.
v “